Antes de poner en práctica este consejo, debéis hacer una criba de ropa y ser críticas con vosotras mismas, fuera lo que no os siente bien, se regala, se vende o se quema, jamás se guarda. Una vez que todo lo que tenemos, nos guste, ya estamos listas para hacer magia con el truco que os voy a enseñar.
Cuando lavamos nuestra ropa, la doblamos y la ponemos encima
de la que ya está guardada, con las prendas que se planchan, hacemos lo
mismo, las vamos colgando en la parte central que queda más a
mano. ERROR. De esta manera siempre terminamos vistiendo con lo mismo y
se
estropea de tanto lava que te lava, por no decir que tarde o temprano nos
invade el "no tengo nada que ponerme".
Si la ropa recién lavada la doblamos y la colocamos debajo
de la que ya está guardada y, las prendas recién planchadas las colgamos detrás
de las que no hemos usado, ¿qué sucede? Que nuestro armario va rotando, de
pronto aparecen pantalones de los abismos, faldas olvidadas y camisetas que dábamos
por perdidas.
Con esta costumbre nuestros looks se multiplicarán y además,
conseguimos otras ventajas: se descubren combinaciones que jamás se nos
habrían
ocurrido, la ropa nos dura muchísimo más tiempo y siempre sabemos qué
vestir.
¿No es un truco fantástico? Ponlo a prueba y ya me contarás los resultados.
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